El modelo EFQM define la innovación como “Traducción práctica de ideas en nuevos productos, servicios, procesos, sistemas e interacciones sociales”. La investigación e innovación inciden en la prosperidad y bienestar individual y colectivo.

La globalización y otros fenómenos económicos que estamos viviendo requieren una respuesta clara por parte de las organizaciones para mejorar, o al menos, mantener los niveles de empleo y bienestar.  La gestión de la innovación conlleva la creación de condiciones que la propicien y la disposición de un proceso riguroso que desarrolle las ideas hasta transformarlas en nuevos productos, servicios, sistemas,…

¿Qué deben hacer las organizaciones?

  • Estrategia: directrices para orientar la innovación.
  • Liderazgo: Atmósfera y cultura de la organización: desarrollo de iniciativas innovadoras, asumiendo el riesgo.
  • Involucrar al mayor nº de personas, identificando oportunidades.
  • Clientes como fuente de inspiración, captar necesidades y expectativas.
  • Procesos que capten y desarrollen ideas.
  • Gestión de alianzas y relaciones con proveedores.
  • Rápido desarrollo de tecnología (sobre todo información y comunicación).
  • Establecer indicadores que nos permitan establecer objetivos.

Una cosa es innovar, y otra emprender grandes proyectos.
Ciertamente, la casualidad parece estar detrás de no pocas innovaciones.
El innovador ha de contar con poder o apoyo para materializar su convicción.
La naturaleza se nos ofrece como fuente de inspiración para encontrar soluciones valiosas.
A veces, para pensar mejor, para ser más receptivo y agudo, hay que salir a pasear.
Algo nuevo, aunque no sirva a los fines perseguidos, podría resultar de utilidad a otros propósitos.